Como ya sabemos Enrique Dans, profesor del Instituto Empresa –una de las principales escuelas de negocios del mundo y que depende de los jesuitas–, fue uno de los promotores del #nolesvotes y del 15M, jugada de la que se desmarcó cuando vio quien había tomado la plaza.
Ahora tras las elecciones del 25M escribe en su blog "… y no les votamos".
¿A qué te suena?
Lo que tenemos no es una democracia, es una partitocracia, una casta solo preocupada por sostenerse a sí misma. Necesitamos que muchos de los sistemas que llevan tiempo funcionando en otras industrias lleguen a la política. Evaluación constante, exclusión inmediata de quienes no están a la altura, y un sistema de poderes y contrapoderes que no esté lastrado ni sesgado. Necesitamos que la disrupción llegue a la política. Este país reclama una ley electoral que verdaderamente represente en las cámaras lo que los ciudadanos votan en las urnas, que unos políticos preparados y no corruptos respondan a quienes les votaron, que los jueces sean verdaderamente independientes, y que existan controles ciudadanos para la exigencia de responsabilidad política en todo momento.Bueno que lo digan los militantes de IA-Podemos resulta lógico. Pero que lo de la casta y que la democracia española no es democracia lo diga una persona vinculada al poder económico e ideológico, que ha asesorado a partidos políticos, que vive en una ciudad y región gobernada por el monopartido de la derecha desde hace dos décadas suena a juego sucio.
Quizá lo que realmente podría pensar sería algo así como:
A la derecha política, ideológicay financiera le viene bien hacernos creer que Lo que tenemos no es una democracia, es una partitocracia, una casta solo preocupada por sostenerse a sí misma. Esto evita que exista el principal sistema de rendición de cuentas que es la posibilidad de una alternancia entre partidos. Necesitamos que muchos de los sistemas que llevan tiempo funcionando en otras industrias lleguen a la política ¡como por ejemplo las auditorias a los bancos y el libre mercado entre empresas!. Evaluación constante, exclusión inmediata de quienes no están a la altura, y un sistema de poderes y contrapoderes que no esté lastrado ni sesgado. Necesitamos que la disrupción llegue a la política para que el PSOE, el partido que ha nucleado las políticas de progreso se rompa y pierda toda capacidad de gobierno. Este país reclama una ley electoral que verdaderamente represente en las cámaras lo que los ciudadanos votan en las urnas (como por ejemplo la de Inglaterra que le otorga todos los electos de una circunscripción al partido más votada, o la de Francia con su sistema de doble vuelta en las presidenciales), que unos políticos preparados y no corruptos respondan a quienes les votaron (como mis amigotes de IA-podemos), que los jueces sean verdaderamente independientes (de los partidos, pero bien fieles a la minoría autoreproductiva que, en parte, procede del franquismo), y que existan controles ciudadanos para la exigencia de responsabilidad política en todo momento.