Los abajo firmantes [Julio Anguita y 41 firmantes más], miembros de IU con una larga ejecutoria de militancia en la misma, nos dirigimos tanto a nuestra organización como al resto de organizaciones, políticas, sociales, colectivos, plataformas y movimientos que luchan por cambiar la situación económica, social y política de nuestro país.
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En este proceso de creciente auto-organización cívica se contiene el germen de la energía que con la de otras instancias sociales, políticas y culturales pueda poner en marcha y desarrollar el proceso constituyente al que ya aludimos y que no es otra cosa que la formación de un contrapoder popular como alternativa de Estado plenamente democrático.
Saludamos y sentimos como algo propio las expectativas electorales que se abren para determinadas fuerzas políticas que comparten con nosotros los mensajes de cambio.
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Sin embargo se imponen dos medidas que, a nuestro juicio, darán credibilidad y profundidad a nuestra política, por una parte, y por otra nos darán la autoridad moral para pedir a los demás la que en este escrito demandamos. La primera consiste en simultanear el desarrollo de la política de convergencia con la renovación de la direcciones en todos los niveles y al ritmo conveniente. La segunda no es otra que poner fin al gobierno conjunto en Andalucía y marcar con más claridad nuestra condición de oposición en Extremadura. Si se abomina del bipartito, por las razones que todos compartimos, la existencia de situaciones que desmienten en los hechos nuestras críticas, no puede ayudar a pedir a los demás lo que le estamos pidiendo en orden al cambio profundo.
Entero en Cuarto Poder.
Esta es la historia de la mayor manipulación política en la historia reciente de España. Una historia que comienza con el informe Transforma España, sigue con el 15M y acaba en Podemos. Una pinza de facto entre quienes buscan fragmentar el voto de la izquierda para conseguir la victoria del PP y quienes pretenden importar el "socialismo del siglo XXI" tras haber colaborado estrechamente con países como Venezuela, Bolivia y Ecuador. Ambos extremos ponen en peligro nuestro futuro.