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Es el momento de que las organizaciones a la izquierda del PSOE dejen de hacer demagogia y de jugar a apoyar al populismo prefascista de los indignados que sólo cargan contra los partidos y que dejan indemne las responsabilidades del empresariado capitalista en la creación de una pauta generalizada de corrupción.
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La recogida de firmas en Change pidiendo la dimisión de Rajoy y de su cúpula y la convocatoria de elecciones anticipadas, realizada por alguien cercano al 15M, junto con las manifestaciones convocadas ante la sede del PP en la calle Génova, movidas por DRY, el 15M y sectores similares, sin un solo planteamiento de encausamiento a los empresarios corruptores, está haciendo el caldo gordo a la aparición de opciones populistas y fascistas que no tardarán en dar un paso adelante. Y lo hace sobre todo por lo que escamotea como explicación del fenómeno de la corrupción y de su origen.
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Esta es la auténtica oportunidad de unas izquierdas que quieran serlo de verdad y de aprovechar para devolverles el golpe a los capitalistas que están arruinando las vidas de la clase trabajadora. Ese sería un auténtico acto anticapitalista y no las voces chillonas de esas mareas ciudadanas que han tenido el dudoso gusto de reivindicar el 23-F para hacer un símil entre golpe de Estado contra la democracia política y golpe de “los mercados” pero que A DÍA DE HOY siguen haciendo mutis por el foro en cuanto a la exigencia de responsabilidad penal para los corruptores. No lo han hecho en el tiempo transcurrido desde la manifestación del 15M de 2011 y siguen sin hacerlo. Simplemente evidencian su complicidad con el latrocinio empresarial. Con sus gritos contra los bancos ya creen estar haciendo su revolución...de colores.
Imprescindible lectura de Descomposición de regimen politico sin crítica al sistema económico en La barricada cierra la calle pero abre el camino
Esta es la historia de la mayor manipulación política en la historia reciente de España. Una historia que comienza con el informe Transforma España, sigue con el 15M y acaba en Podemos. Una pinza de facto entre quienes buscan fragmentar el voto de la izquierda para conseguir la victoria del PP y quienes pretenden importar el "socialismo del siglo XXI" tras haber colaborado estrechamente con países como Venezuela, Bolivia y Ecuador. Ambos extremos ponen en peligro nuestro futuro.