Un rasgo habrá que hacer notar en todos estos movimientos populares, y es que en cada uno el objeto que se perseguía no era una corrección positiva de agravios o injusticias, sino simplemente la expulsión de un cuerpo extraño que le molestaba y le irritaba.
Antaño judíos y moriscos, más tarde los Austrias y los franceses, le hemos visto volverse últimamente con el mismo destructivo furor contra los terratenientes y los curas que habían acabado con su paciencia.
En todos estos casos puede observarse el mismo proceso: levantamiento súbito contra el enemigo como eje de la acción colectiva y después, en el momento en que la destrucción o expulsión de este enemigo quedaba consumada, un rápido desplome de sus energías.
Podría parecer que la larga y dilatada historia de «purificación» de España hubiese creado en los españoles el sentimiento de que, para vivir como ellos quieren, solamente les hace falta librarse de alguien.
El laberinto español (
edición española p. 197 complementada con la versión de la Cambridge University Press, 1986).